viernes, 9 de mayo de 2008

TOMAR POSICIÓN ES UN DEBER CIUDADANO.

DISCURSO PRESIDENCIAL



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PIQUETE DE LA ABUNDANCIA....LA ABANDERADA DE LA POBREZA...


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Y EN LA JUSTICIA, SE VUELVE A ESCRIBIR, LA MISMA HISTORIA DE SIEMPRE.....

El juez federal Norberto Oyarbide decidió hacerse cargo de la investigación en la causa por los gastos en cinco viajes al exterior de Cristina Kirchner y su comitiva cuando era candidata presidencial. De esta manera, Oyarbide tomará la responsabilidad que desde el inicio tuvo el fiscal de la causa sobre el avance de esta denuncia.

Hasta que el diario Crítica de la Argentina publicó el último domingo los documentos en los que el Gobierno informó que las giras de Cristina Fernández habían costado casi ocho millones de pesos en fondos públicos, el juez Oyarbide apenas conocía el expediente. Sucede que hace pocas semanas se hizo cargo de un juzgado que quedó diezmado por la salida de su titular, Guillermo Montenegro, a fines del año pasado. El ahora ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires se llevó a trabajar con él a secretarios, colaboradores e incluso a su custodio de la Policía Federal. En su reemplazo, pasó a subrogar –controlar– el Juzgado 7 el juez Sergio Torres, quien apenas lo retuvo unos meses porque prefirió continuar a cargo de un solo juzgado y volver a dejar vacante el 7. Ese lugar fue ocupado por Oyarbide, que todavía no había terminado de relevar todas las causas cuando el diario destapó el escándalo.

La decisión sobre quién queda a cargo de la instrucción –investigación– en cada expediente que ingresa a Comodoro Py es tomada por el juez, que puede decidir si le delega ese trabajo al fiscal o lo toma bajo su tutela.

En octubre pasado, cuando los abogados Ricardo Gil Lavedra, Andrés D’Alessio y Julio Strassera hicieron la denuncia por la posible “malversación de caudales públicos, peculado, y/o dádivas” en las visitas que la candidata Cristina hizo durante la campaña a Francia, Ecuador, Venezuela, México, Estados Unidos, España, Austria y Alemania, el entonces juez Montenegro estaba dejando su despacho y decidió dejar al fiscal la investigación del caso.

Desde entonces, en distintas áreas de Gobierno se recibieron oficios que pedían informes sobre los gastos. Sin embargo, hubo varias idas y vueltas e intentos fallidos hasta que la Secretaría General de la Presidencia envió sus legajos internos. Allí constan almuerzos de más de 400 euros, propinas en miles de dólares, alquileres de autos de lujo para transportar a la comitiva y en algunas ciudades, como París, incluso existen constancias de alquileres de camionetas para el equipaje de la entonces primera dama. Toda esa información debe ser procesada para determinar si los casi ocho millones de pesos que se retiraron de las arcas oficiales para pagar los viajes de Cristina como candidata implican o no un delito. Sucede que el presidente Néstor Kirchner firmó por cada gira un decreto dándole entidad de viaje oficial de la primera dama.

En los tours de Cristina podría haberse violado el art. 18 de la Ley de Ética en la Función Pública Nº 25.188, que dice que “los funcionarios públicos no podrán recibir regalos, obsequios o donaciones, sean de cosas, servicios o bienes, con motivo o en ocasión del desempeño de sus funciones”. Durante su visita a Alemania y Austria, Cristina viajó invitada por la empresa Volkswagen que le pagó el viaje en avión y un hotel en la planta de la automotriz. A pesar de que eso era un dato conocido, esa información no está en las carpetas del Gobierno.

Los viáticos oficiales y las naranjas de los asambleístas

“Nos están tomando para la joda”, dijo ayer Cristian Peccin, un asambleísta de Gualeguaychú subido a una tarima frente a una multitud.
Este contratista rural de 36 años se refería, indignado, a los gastos de Cristina Kirchner –revelados el domingo por el diario Crítica de la Argentina– en los cinco viajes al exterior que hizo durante la campaña presidencial con fondos del Estado. En su discurso, Peccin también comparó las propinas dejadas en esos viajes con el precio de las naranjas: “Con el dólar a 3,21, esa propina equivale a 27.500 pesos. Si dividimos eso por 8 centavos (que es la ganancia por kilo de un productor de Chajarí) da 343.000 kilos de naranjas”, dijo al mismo diario.
Su analogía se relacionaba con los 8.570 dólares que Rubén Zacarías, director de Ceremonial de Presidencia, pasó como propina por tres días de estadía en Washington, adonde Cristina había llegado para participar del Congreso Judío Mundial. Sus palabras atravesaron el país porque las dijo frente a la asamblea que estaba siendo transmitida a todo el país por varios medios nacionales.

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